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¿Y tú en qué realidad quieres vivir?

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Es una minificción que explica cómo podría haber un cambio realmente notorio en el cambio climático y el estado lamentable del planeta si hacemos un cambio hoy. E l cuento sucede en una realidad ficticia de México en 2100.

¿Y tú en qué realidad quieres vivir?

El inicio de este relato es un pueblo tranquilo del centro de México en el año de 2100 Sara, una niña de 10 años vive con su abuela en una acogedora casa.
Una mañana de invierno, Sara se despertó debido al viento helado que entraba por su ventana, abierta desde la noche anterior. Se levantó de un salto y estiró su colcha de lana de borrega para bajar a desayunar; bajando las escaleras, su abuela ya la esperaba con una taza de chocolate de agua humeante y una concha azucarada, Sara se apresuró en terminar sus alimentos y lavar sus trastes con el agua helada del fregadero para poder salir a jugar.

Sara vivía inundada de imaginación, soñaba con reinos de las hadas y con castillos mágicos que la protegían de los lobos del bosque, por lo cuál no era extraño que llegara con ideas extrañas a casa, pero esta vez fue diferente. Mientras Sara caminaba entre los matorrales y nidos de gallinas, vió la cosa más extraña que jamás hubiese imaginado. Era una pequeña casa de metal con dos sillones por dentro y cuatro ruedas de carreta en sus costados, aunque sintió muchas ganas de entrar, prefirió regresar de prisa a contarle a su abuela.

En  el regreso a su casa, ni siquiera se detuvo a observar el brillante cielo azul hacia su derecha, ni a apreciar las margaritas que crecían al pie de los árboles. Tardó menos de diez minutos en volver a su casa, y antes de siquiera tomar un vaso de agua empezó a contarle la anécdota a su abuela con una voz agitada.

La abuela sentó a Sara en la mesa de la cocina, el mismo lugar en donde más temprano había tomado su desayuno y tras tomar una profunda respiración, empezó a contarle una historia: “Todo empezó cuando yo tenía unos diez años, en el año de 2020. Pues como ya habrás estudiado, surgió una pandemia global, de la cual todas y todos fuimos víctimas. Con esa emergencia sanitaria, se olvidó todo lo que se estaba haciendo para el cuidado del medio ambiente y empezó a haber un consumo desmedido de desinfectantes químicos, envoltorios y cubrebocas. Por lo anterior, en el año de 2023, cuando esta situación llegó a su fin, el calentamiento global estaba en el peor estado antes visto. Basta con explicar que en la ciudad de México llegamos a los 35° en el verano de 2024. Fue por ello que decidimos hacer un cambio; poco a poco se fue prohibiendo el uso de automóviles, eran los medios de transporte que usábamos en ese entonces, cómo hoy usamos las carretas. Utilizaban petróleo para funcionar y expulsaban mucho, mucho humo. La mayoría de los autos fueron desarmados y reciclados, aunque algunos quedaron arrumbados en la antigua Ciudad deMéxico, así como el que viste hoy. Esa caja de metal con ruedas y sillones, alguna vez fue un automóvil.”

La emoción e interés de Sara al escuchar la anécdota anterior fue inexplicable. Tenía los ojos abiertos como platos y se acercaba más y más a su abuela, dejando de juguetear con el mantel y el adorno de centro de mesa. Sara le suplicó a su abuela que por favor le contara más acerca de aquella historia y su juventud.

La abuela se paró para servirse un vaso de agua y le dió un par de sorbos, se volvió a sentar y colocó el vaso sobre la mesa frente a ella.Verás, dijo, “La década de los 2020 ‘s fue una de las etapas más cambiantes en los últimossiglos, pues la sociedad se había acostumbrado a un estilo de vida lleno de un material similar al vidrio pero sumamente contaminante, que se llamaba plástico. En vez de libros, se usaban pequeñas pantallas que cambiaban de imágenes. Los caminos estaban cubiertos en su totalidad por pavimento y adornados con báscula de todo tipo.

El gran shock fue darnos cuenta de que en vez de haber avanzado o evolucionado como población, solo íbamos de mal en peor. Afortunadamente se pudo hacer un cambio antes de que fuera demasiado tarde y es por ello que tú y tus  amigas y amigos, ya no viven en aquel infierno.”

Esa historia hizo reflexionar a Sara, a pesar de que aún no lo podía creer y a partir de ahí, agradeció mucho más su vida día con día. No volvió a arrancar flores para jugar con ellas, ni a echar su nuevo perfume en la tierra. Ahora valoraba en el hermoso entorno que vivía y entendió que eso no siempre fue de tal manera.

Adela Berenice Manrique Acosta
1° de bachillerato
Colegio Madrid (México)

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