En 1946, llevaron 20 castores de Canadá a Tierra del Fuego, Argentina, con la idea de fomentar la industria de las pieles, pero allá los castores no se encontraron ni con osos, ni con lobos, los depredadores que tenían allá, y empezaron a multiplicarse y a expandirse.  Asimismo el castor roe los árboles hasta que los derriba, luego los troza y los usa para alimentarse y para construir su madriguera, o dique, pero hay árboles que están erguidos pero muertos porque el castor, que no logró derribarlo, cortó las venas que conectaban las raíces con el tronco y hojas, entonces cuando lo tumba, lo troza y arma diques que cortan el flujo del agua, por lo cual, lo que era un arroyo de montaña, se convierte en una serie de embalses de agua quieta y muchos seres vivos que vivían ahí dejan de poder moverse, como los árboles de la fotografía. él “95% de las cuencas de la provincial argentina ya están habitadas. Y los daños no se limitan a las lengas, los ñires y los guindos (árboles nativos), también son una amenaza para el agua de consume humano y animal porque pueden tener enfermedades o parásitos que, cuando defecan u orinan, quedan en el agua. Esto solo es un ejemplo más de como el ser humano, puede acabar con ecosistemas enteros con solo una pequeña acción.

 Colegio Madrid (México)
3º de ESO
Nicolás Peña Ayala